Roma, la Ciudad Eterna, se alza a orillas del río Tíber como testimonio eterno del poder y la grandeza de una civilización que moldeó el destino de la humanidad. Sus calles empedradas, sus monumentales ruinas y sus imponentes columnas narran historias de emperadores, gladiadores y dioses, tejiendo un tapiz de leyendas que han perdurado a través de los siglos.
- Anfiteatro Flavio
UBICACIÓN
Roma se encuentra en la región del Lacio, en el centro-oeste de Italia, a orillas del río Tíber. Es la capital de Italia y ha sido históricamente el centro del Imperio Romano. La ciudad está situada a unos 24 kilómetros de la costa del Mar Tirreno.
HISTORIA
Alrededor del año 1.000 a.C., junto al curso del río Tíber, pequeños grupos de pastores y agricultores etruscos y sabinos se refugian en las colinas que les brinda protección. La proximidad del rio, sus fértiles riberas y la posición elevada, hacen del lugar un punto ideal para explotar el territorio. Con el tiempo, las siete colinas son ocupadas por población estable que prosperan de manera conjunta. La población paulatinamente, según gana poder y seguridad, baja de las colinas y ocupan el llano. A finales del siglo VII a.C. surge una monarquía que urbaniza y da forma a la primera Roma.
En el año 509 a.C., el último rey etrusco, Tarquinio el Soberbio, es derrocado por la nobleza, estableciéndose la República Romana. Bajo este sistema, Roma inicia su expansión por la península itálica, formando alianzas y enfrentándose a otras ciudades-estado. Entre los años 264 y 146 a.C. la República se enfrenta a la emergente Cartago en las Guerras Púnicas. Roma sale victoriosa, aunque el general Aníbal invade la península Itálica pero fracasa en derrotar la Roma. Con Cartago aniquilada, la ciudad se asegura el control sobre el Mediterráneo occidental.
A finales del siglo I a.C., Roma se enfrenta a profundas crisis políticas y sociales que marcan el declive de la República. En este contexto, surge la figura de Julio César, un brillante general y político que transforma el destino de la ciudad. César lidera importantes campañas militares, como la conquista de la Galia entre los años 58 y 50a.C., que amplían significativamente los territorios romanos y fortalecen su reputación como estratega. Sin embargo, sus ambiciones lo enfrentan al Senado y lo llevan a cruzar con sus legiones el río Rubicón en el año 49 a.C., desatando una guerra civil. Tras derrotar a sus enemigos, César se proclama dictador perpetuo, introduciendo reformas que modernizan el sistema político y fortalecen la posición de Roma como potencia global. Su asesinato en los idus de marzo del 44 a.C. es orquestada y ejecutada por senadores que temen la concentración de poder ha acumulado.
En el año 27 a.C., tras años de guerras civiles, Octavio, hijo adoptivo de Julio Cesar, logra derrotar Marco Antonio y Cleopatra, nombrándose emperador bajo el nombre de Augusto. Con el imperio llega a la ciudad de Roma un tiempo de paz, conocido como la Pax Romana, donde avanza la expansión territorial y surge un florecimiento cultural y arquitectónico como antes nunca se había conocido en Europa. Roma se convierte en una metrópolis de un millón de habitantes, adornada con templos, anfiteatros y foros que reflejan el poder del imperio.
Con la muerte de Augusto, se suceden durante siglo emperadores de diferentes familias. Unos llevan a Roma a su apogeo, mientras que otro la acercarán al abismo. A partir del siglo III d.C., el Imperio comienza a declinar debido a las invasiones bárbaras, la inestabilidad interna y la división administrativa entre Oriente y Occidente. En el año 476 d.C., el último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, es depuesto, marcando el fin del Imperio Romano de Occidente. La ciudad de Roma, saqueada, cae bajo el dominio de diferentes pueblos germánicos.
Durante la Edad Media, la ciudad se convierte en el centro espiritual del cristianismo, consolidándose como la sede del papado. En este periodo, se construyen grandes basílicas y el Vaticano comienza a adquirir protagonismo como símbolo del poder religioso.
El Renacimiento, iniciado en el siglo XV, trae consigo un resurgimiento de Roma como epicentro artístico y cultural. Los papas, como mecenas, promueven la construcción de obras monumentales como la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina. Artistas como Miguel Ángel y Rafael transforman la ciudad en un museo. Sin embargo, las guerras y las disputas políticas hacen que Roma permanezca bajo el control de diferentes potencias, hasta que en 1.870 d.C., con la unificación de Italia, se convierte en la capital del nuevo reino.
En el siglo XX, Roma sufre las turbulencias de la Segunda Guerra Mundial y el régimen fascista de Mussolini, pero resurge como una ciudad moderna sobre el legado de su pasado. En 1.946 d.C., Italia se proclama una república, y Roma consolida su posición como capital política y cultural del país. La ciudad acoge importantes eventos internacionales, como los Juegos Olímpicos de 1.960, y su patrimonio histórico atrae a millones de visitantes cada año.
Hoy en día, Roma es una vibrante ciudad que combina su patrimonio histórico con la vida moderna. Turistas de todo el mundo recorren las calles de una ciudad que muchos consideran eterna.
- Cronograma
RUTA POR ROMA
Roma es una ciudad con gran cantidad de museos y un patrimonio enorme. Esta ruta se va a centrar en la Roma histórica y arqueológica, dejando de lado la Roma religiosa y cultural. Se recomiendan al menos 4 jornadas completas para visitar todos los puntos, de modo que vamos a dividir el artículo en esas jornadas. La adquisición del Roma Pass para 72h es altamente recomendable, tanto para reservar las entradas al Coliseo, como para poder usar la red de transporte público.
Para facilitar la ruta hemos creado este mapa para dispositivos móviles con los puntos descritos en el artículo.
Visita nuestra sección Sobre los mapas para saber cómo utilizar este mapa desde tu dispositivo móvil.
Los sitios a visitar en esta ruta dividida en 4 días son:
Día 1
Domus Aurea
Residencia imperial construida por orden de Nerón tras el gran incendio de Roma en el año 64 d.C., la Domus Aurea (Casa Dorada) fue un gigantesco complejo palaciego que abarcaba más de 80 hectáreas entre los montes Palatino, Esquilino y Celio. Concebida como una villa urbana, incluía pabellones decorados con mármoles exóticos, estucos, mosaicos y frescos de gran calidad, además de jardines, fuentes, lagos artificiales e incluso una rotonda giratoria.
Tras la muerte de Nerón en el 68 d.C., sus sucesores buscaron borrar su memoria: tapiaron o rellenaron los espacios del palacio y construyeron encima, como hicieron Vespasiano con el Coliseo o Trajano con sus termas. Esto, paradójicamente, contribuyó a su conservación.
Actualmente solo una parte del complejo es visitable, mediante recorridos guiados y en pequeños grupos, debido a su fragilidad estructural.
Termas de Trajano
Construidas entre los años 104 y 109 d.C. por el emperador Trajano, estas termas monumentales se alzaron sobre la colina del Oppio, ocupando parcialmente los restos soterrados de la Domus Aurea de Nerón. Fueron diseñadas por el célebre arquitecto Apolodoro de Damasco, y representaron un modelo arquitectónico que influenciaría futuras termas imperiales, como las de Caracalla o Diocleciano.
El complejo incluía los espacios típicos de un balneario romano: el caldarium (sala caliente), el tepidarium (templada), el frigidarium (fría), junto con gimnasios, bibliotecas, jardines y zonas de descanso. A diferencia de las termas anteriores, las de Trajano eran públicas y accesibles a todos los ciudadanos, lo que reflejaba el ideal romano de ocio colectivo y bienestar social.
las Termas de Trajano se encuentran en ruinas, visibles en el parque del Oppio, al este del Coliseo. Quedan en pie muros perimetrales, salas parcialmente conservadas y restos de la imponente bóveda del frigidarium.
Anfiteatro Flavio o Coliseo
El emperador Vespasiano inició la construcción del Coliseo, conocido en la antigüedad como Anfiteatro Flavio, alrededor del año 70 d.C. Su hijo Tito lo terminó en el 80 d.C. y lo inauguró con cien días de juegos. Posteriormente, Domiciano añadió estructuras subterráneas y mejoró su capacidad organizativa.
Este colosal anfiteatro de planta elíptica, de aproximadamente 189 metros de largo por 156 de ancho, podía albergar entre 50.000 y 80.000 espectadores. Distribuidos en gradas jerárquicas, asistían a espectáculos públicos como luchas de gladiadores, cacerías de animales exóticos, ejecuciones y, en ocasiones, simulacros navales. La arena estaba construida sobre una compleja red de pasajes y salas técnicas que permitían la entrada de personas, animales y maquinaria mediante montacargas. Se le conoce como el Coliseo debido a una estatua colosal de Nerón que se encontraba junto al antiteatro.
A pesar de los terremotos, saqueos y siglos de abandono, el Coliseo se mantiene como uno de los monumentos más icónicos de Roma. Restaurado en varias fases, hoy es visitable en múltiples niveles, incluidos los subterráneos y el anillo superior. Es Patrimonio de la Humanidad y uno de los destinos turísticos más populares del mundo.
- Coliseo
Tenemos un artículo sobre este lugar.
Arco de Constantino
Erigido en el año 315 d.C. por el Senado romano, este arco triunfal conmemora la victoria del emperador Constantino I sobre su rival Majencio en la batalla del Puente Milvio en el 312 d.C., un enfrentamiento decisivo que consolidó su poder y abrió el camino a la legalización del cristianismo en el Imperio.
Con 21 metros de altura y 3 vanos, uno central y dos laterales, el arco se inspira en modelos anteriores, pero destaca por su eclecticismo artístico. Buena parte de su decoración proviene del llamado “espolio”: relieves, estatuas y paneles tomados de monumentos de emperadores anteriores como Trajano, Adriano y Marco Aurelio, a los que se añadieron inscripciones y escenas propias del reinado de Constantino.
- Arco de Constantino
Foro Romano
El Foro Romano fue el centro neurálgico de la antigua Roma durante más de un milenio. Situado en un valle entre las colinas del Capitolio y el Palatino, comenzó a desarrollarse en el siglo VII a.C., cuando se desecó una zona pantanosa mediante la construcción de la Cloaca Máxima. Desde entonces, fue creciendo como espacio cívico, político, religioso y judicial de la ciudad.
Aquí se levantaron los templos más antiguos, como el de Saturno (498 a.C.), y edificios fundamentales de la vida republicana, como la Curia, donde se reunía el Senado, o las basílicas que servían de tribunales y lugares de reunión. Bajo el Imperio, el Foro fue monumentalizado con arcos triunfales (como los de Tito y Septimio Severo), nuevas basílicas (Julia y Emilia) y columnas honoríficas.
A lo largo de los siglos, cada emperador fue dejando su huella en este espacio sagrado del poder romano. La caída del Imperio y los saqueos medievales hicieron que el Foro quedara abandonado y sepultado bajo siglos de sedimentos.
Palatino
Considerada la colina más antigua de Roma, el Palatino es el lugar mítico donde, según la tradición, Rómulo fundó la ciudad en el año 753 a.C. Excavaciones han confirmado la presencia de cabañas de la Edad del Hierro que coinciden con esta leyenda fundacional. Durante la República, fue el barrio residencial de la élite romana, y más tarde se convirtió en el corazón del poder imperial.
A partir del siglo I a.C., con Augusto, el Palatino se transformó en la sede oficial de los emperadores. A lo largo de los siglos I y II d.C., emperadores como Tiberio, Nerón y especialmente Domiciano ampliaron y unificaron las residencias imperiales en un inmenso complejo palaciego. El Palacio de Domiciano, finalizado hacia el año 92 d.C., incluía salas de audiencias, patios, jardines y una pista de carreras privada (hipódromo).
Otros puntos destacados son la Casa de Augusto, decorada con frescos refinados; la Casa de Livia, que conserva elementos domésticos de época republicana; y los jardines Farnesianos, uno de los primeros jardines renacentistas de Europa, construidos sobre las ruinas imperiales.
Circo Máximo
El Circo Máximo fue el mayor estadio del mundo antiguo, utilizado principalmente para carreras de carros, aunque también albergó procesiones, espectáculos y celebraciones públicas. Situado en el valle entre el Palatino y el Aventino, su origen se remonta a la época de los reyes etruscos en el siglo VI a.C., aunque su forma monumental se consolidó bajo Julio César en el siglo I a.C. y fue ampliada posteriormente por emperadores como Augusto, Trajano y Constantino.
Con más de 600 metros de longitud y 140 de ancho, podía albergar a unos 250.000 espectadores, convirtiéndose en el mayor recinto de entretenimiento de Roma. En el centro se alzaba la spina, una barrera decorada con estatuas, obeliscos y elementos religiosos que marcaban el circuito de las vueltas.
Aunque hoy solo se conserva su forma como una gran explanada verde, con algunos restos visibles en uno de los extremos, el Circo Máximo sigue transmitiendo la escala colosal de los espectáculos romanos.
Arco de Jano
Monumento de cuatro frentes situado en el Foro Boario, este arco del siglo IV se alzaba en una encrucijada comercial. Su función exacta sigue siendo objeto de debate, aunque probablemente servía como punto de tránsito y honor.
Templo de Hércules Víctor
Este pequeño templo circular con columnas corintias es el más antiguo de mármol que se conserva en Roma. Edificado en el siglo II a.C., esta asociado al culto griego de Hércules, destaca por su elegancia y su conservación en el Foro Boario. Solo se puede observar desde el exterior de la verja.
Cloaca Máxima
La Cloaca Máxima es una de las obras de ingeniería más antiguas y duraderas de la antigua Roma. Fue construida en el siglo VI a.C., tradicionalmente bajo el reinado de Tarquino el Soberbio, último rey etrusco de Roma, con el objetivo de drenar las aguas estancadas del valle situado entre las colinas Capitolina y Palatina, donde más tarde se desarrollaría el Foro Romano.
Originalmente un canal a cielo abierto, fue progresivamente cubierto con grandes bloques de toba y más tarde reforzado con bóvedas de ladrillo durante la época republicana e imperial. Conectada a un complejo sistema de desagües secundarios, la Cloaca Máxima recogía las aguas residuales y pluviales de buena parte de la ciudad y las vertía en el río Tíber.
Teatro Marcelo
El Teatro de Marcelo fue uno de los primeros y más grandes teatros permanentes de Roma. Su construcción fue iniciada por Julio César poco antes de su asesinato en el 44 a.C., y fue completada e inaugurada por su sucesor Augusto en el año 13 a.C.
Ubicado cerca del Tíber y del templo de Apolo Sosiano, este teatro al aire libre podía albergar entre 15.000 y 20.000 espectadores y estaba destinado a representaciones dramáticas, musicales y otros espectáculos populares. Inspirado en modelos helenísticos, fue construido con una estructura semicircular de tres niveles: el inferior en piedra travertina y los superiores decorados con columnas de estilo jónico y corintio.
Aunque parte de su estructura fue desmontada en la Edad Media, el nivel inferior aún se conserva y es visible. En los siglos posteriores, el teatro fue integrado en un edificio residencial, el Palacio Savelli-Orsini, que aún ocupa su parte superior.
Estátua de Constantino I
La estatua colosal de Constantino I fue una de las obras más impresionantes del arte imperial tardío, creada tras la victoria del emperador en la batalla del Puente Milvio en el año 312 d.C. Originalmente, la escultura formaba parte del templo dedicado a Constantino en el Foro Romano, ubicado dentro de la Basílica de Majencio.
La obra, realizada en mármol blanco, medía cerca de 12 metros de altura. Solo se conservan fragmentos monumentales: la cabeza, la mano derecha, parte del brazo y un pie, que actualmente se exhiben en los Museos Capitolinos. Estos restos revelan un estilo idealizado, propio del arte oficial, con rasgos simplificados y grandilocuentes que buscan transmitir poder y autoridad más allá del realismo.
La estatua que observamos en este parque es una reproducción a tamaño real.
Día 2
Museos Capitolinos
Fundados oficialmente en 1.471 d.C. por el Papa Sixto IV, los Museos Capitolinos son reconocidos como los primeros museos públicos del mundo. Están ubicados en la Plaza del Campidoglio, diseñada por Miguel Ángel en el siglo XVI, en la cima de la colina Capitolina, con vistas privilegiadas al Foro Romano.
La colección alberga una impresionante variedad de esculturas clásicas, artefactos arqueológicos y obras maestras del arte renacentista y barroco. Entre sus piezas más emblemáticas destacan la Loba Capitolina, símbolo fundacional de Roma, la imponente estatua ecuestre de Marco Aurelio y numerosos bustos de emperadores y personajes históricos.
Los museos se componen de varios palacios interconectados, como el Palazzo dei Conservatori y el Palazzo Nuovo, que albergan exposiciones permanentes y temporales, siendo un punto clave para comprender la historia y la cultura romana.
Monumento a Víctor Manuel II
Popularmente conocido como el Vittoriano o la máquina de escribir por su imponente y peculiar diseño, este monumento fue inaugurado en 1.911 d.C. para conmemorar el cincuentenario de la unificación italiana y honrar a Víctor Manuel II, primer rey de Italia tras la unificación en 1.861 d.C.
Situado en la céntrica Piazza Venezia, el edificio combina elementos neoclásicos y escultóricos monumentales, con escalinatas, columnas corintias y amplias terrazas. En su interior alberga el Altar de la Patria, donde se encuentra la tumba del soldado desconocido, símbolo de homenaje a los caídos en la Primera Guerra Mundial.
Foro, mercado y columna de Trajano
El Foro de Trajano, inaugurado en el año 112 d.C., fue el último y más grandioso de los foros imperiales construidos en Roma. Fue concebido por el emperador Trajano para celebrar su victoria en las guerras dacias entre los años 101 y 106 d.C. El complejo incluía una amplia plaza porticada con estatuas y templos, flanqueada por edificios administrativos y comerciales. Uno de sus elementos más innovadores fue el Mercado de Trajano, un edificio de varios niveles que funcionaba como un centro comercial cubierto con tiendas y oficinas, considerado el primer centro comercial estructurado de la historia.
El monumento más emblemático del foro es la Columna de Trajano, construida en mármol de Carrara y elevada en el año 113 d.C. Esta columna de casi 30 metros de altura está decorada con un friso en espiral que narra detalladamente las campañas militares en Dacia, con más de 2.500 figuras en relieve. Originalmente el mármol estaba pintado con vivos colores.
Actualmente, el Foro de Trajano conserva restos de su basílica, la columna, parte del mercado y otros elementos arquitectónicos.
Largo di Torre Argentina
El Largo di Torre Argentina es una pequeña pero fascinante área arqueológica situada en pleno centro de Roma, cerca de la Piazza Venezia. Aquí se conservan las ruinas de cuatro templos republicanos, construidos entre los siglos III y I a.C., que forman uno de los conjuntos religiosos más antiguos de la ciudad.
Entre los restos destaca también una parte de la Curia de Pompeyo, el edificio donde en el año 44 a.C. fue asesinado Julio César.
Panteon de Agripa
El Panteón, originalmente construido por Marco Vipsanio Agripa en el año 27 a.C., fue completamente reconstruido por el emperador Adriano entre los años 118 y 128 d.C., tras sufrir daños por incendios. Está dedicado a todos los dioses del panteón romano.
Su elemento más sorprendente es la gigantesca cúpula de hormigón, que con un diámetro de 43,3 metros sigue siendo la mayor cúpula de este tipo construida en la antigüedad y una referencia en la historia de la arquitectura. En el centro, un óculo abierto de 9 metros de diámetro ilumina el interior, creando una atmósfera única.
El Panteón ha estado en uso continuo a lo largo de los siglos, convertido en iglesia cristiana desde el año 609 d.C., lo que ha garantizado su conservación. En su interior descansan las tumbas de varios reyes italianos, como Víctor Manuel II, y artistas célebres como el pintor Rafael.
Templo de Adriano
El Templo de Adriano, construido alrededor del año 145 d.C. por el emperador Antonino Pío en honor a su antecesor Adriano, es uno de los pocos templos imperiales cuya estructura parcial se conserva en el centro de Roma.
Ubicado en la Piazza di Pietra, este templo destacaba por su grandiosa columnata corintia. Hoy día, doce columnas originales se mantienen en pie, formando una imponente fachada que fue integrada en un edificio posterior de uso administrativo, el Palazzo della Borsa.
El templo estaba dedicado a la divinización de Adriano y a los dioses protectores del emperador, formando parte del complejo monumental del foro de Augusto.
Columna de Marco Aurelio
La Columna de Marco Aurelio, erigida entre 176 y 193 d.C. en la Piazza Colonna, fue construida para conmemorar las campañas militares del emperador Marco Aurelio contra las tribus germánicas y sármatas durante las llamadas Guerras Marcomanas.
Inspirada en la Columna de Trajano, presenta un friso en espiral tallado en mármol que narra detalladamente escenas de batalla, ceremonias y vida militar, con una gran riqueza de detalles y dinamismo. Originalmente coronada con una estatua del emperador, fue reemplazada en el siglo XVI por una estatua de San Pablo.
Plaza Navona
La Plaza Navona se levanta sobre los restos del Estadio de Domiciano, construido en el siglo I d.C. para competiciones deportivas y espectáculos públicos. Aprovechando su forma alargada y ovalada, la plaza mantiene hoy la silueta del antiguo estadio.
Durante el Barroco, en el siglo XVII, la plaza fue embellecida con magníficas fuentes monumentales, siendo la más famosa la Fuente de los Cuatro Ríos, obra maestra de Gian Lorenzo Bernini, que representa a los principales ríos de los cuatro continentes conocidos entonces.
Museo Nazionale Romano
Repartido en varias sedes, este museo ofrece una de las colecciones arqueológicas más completas de Roma: esculturas clásicas, mosaicos, frescos y objetos cotidianos que recorren la evolución de la ciudad desde la prehistoria hasta la caída del Imperio.
Castillo de Sant’Angelo o Mausoleo de Adriano
El emperador Adriano ordenó construir el Castillo de Sant’Angelo entre los años 134 y 139 d.C. como mausoleo imperial para él y su familia. Situado junto al río Tíber, su diseño combina una base cuadrada con una estructura cilíndrica, reflejando la monumentalidad de la arquitectura funeraria romana.
Con el paso de los siglos, el edificio fue adaptado y transformado. En la Edad Media, se convirtió en fortaleza militar y residencia papal. Los papas lo integraron en el sistema defensivo de la ciudad y lo conectaron al Vaticano mediante el Passetto di Borgo, un pasadizo secreto que les permitía escapar en tiempos de peligro.
Hoy en día, el castillo alberga un museo que exhibe su arquitectura, armas, obras de arte y objetos históricos. Desde su terraza, los visitantes disfrutan de espectaculares vistas panorámicas de Roma y del Tíber.
- Passetto di Borgo
Día 3
Obelisco de la Plaza de San Pedro
Este imponente obelisco de granito rojo, de origen egipcio, fue trasladado a Roma por el emperador Calígula en el año 37 d.C. desde Heliópolis, en Egipto. Originalmente, se erigió en el Circo de Nerón situado donde posteriormente se edificó el Vaticano. En el año 1.586, el papa Sixto V ordenó su traslado a la actual Plaza de San Pedro
El obelisco, que mide aproximadamente 25 metros de altura o 41 metros con el pedestal y la cruz, está coronado con una reliquia de la cruz de Cristo.
Museo dell’Ara Pacis
Moderno edificio que alberga el altar de la Paz Augusta, dedicado por el Senado a Octavio Augusto en el año 9 a.C. Sus relieves en mármol blanco representan procesiones familiares e imágenes mitológicas, exponente máximo del arte propagandístico imperial.
Mausoleo de Augusto
El Mausoleo de Augusto fue construido por el propio emperador Octavio Augusto alrededor del año 28 a.C. como tumba monumental para él y su familia, convirtiéndose en la necrópolis oficial de la dinastía Julio-Claudia.
Se trata de una estructura circular de gran tamaño, compuesta por un núcleo de tierra rodeado de un revestimiento de piedra y coronado originalmente por un jardín con árboles y estatuas, símbolo de la aspiración de Augusto a la eternidad y al legado perdurable.
Actualmente, el Mausoleo está en proceso de recuperación y no es visitable.
Porta del Popolo
La Porta del Popolo es una puerta monumental situada al norte de Roma, que históricamente daba la bienvenida a los viajeros que llegaban desde la Via Flaminia, una de las principales vías romanas que conectaba Roma con el norte de Italia.
La estructura original se remonta a la época romana, pero la fachada actual fue diseñada y reconstruida en el siglo XVII por el artista barroco Gian Lorenzo Bernini, quien recibió el encargo del papa Alejandro VII para embellecer la entrada a la ciudad. En el centro de la plaza se alza un obelisco de granito rojo, uno de los más antiguos y altos de Roma, con unos 24 metros de altura. El emperador Augusto lo trajo desde Heliópolis, en Egipto, en el siglo I a.C. Originalmente decoraba el Circo Máximo, pero el papa Sixto V ordenó su traslado a la Plaza del Popolo en 1589 d.C.
Murralla norte
La Muralla Norte es un segmento destacado del sistema defensivo de Roma, formando parte de las Murallas Aurelianas, construidas entre los años 271 y 275 d.C. bajo el mandato del emperador Aureliano. Su función principal fue proteger la ciudad de las crecientes amenazas e invasiones bárbaras durante el turbulento siglo III.
Este tramo en particular corresponde a la parte norte del perímetro amurallado y su trazado se conserva visible en varias calles y plazas modernas, integrándose en el tejido urbano contemporáneo. A pesar de los siglos transcurridos, sus muros y estructuras mantienen la imponencia característica de la arquitectura militar romana.
Obelisco Salustiano
El Obelisco Salustiano, de origen egipcio, llegó a Roma durante el Imperio Romano, aunque su construcción se remonta a la antigüedad faraónica. Arqueólogos lo descubrieron en los jardines de Salustio, una lujosa villa romana en las afueras de la ciudad, de donde toma su nombre.
Tallado en granito, este obelisco alto y esbelto fue instalado en el siglo XVIII frente a la iglesia de la Trinità dei Monti, donde corona con elegancia la famosa escalinata de la Plaza de España. Su presencia aporta un aire exótico y monumental a uno de los lugares más emblemáticos y visitados de Roma.
Porta Pinciana
La Porta Pinciana es una de las puertas que formaban parte de las Murallas Aurelianas, construidas a finales del siglo III d.C. Esta puerta servía como acceso al monte Pinciano, una de las colinas septentrionales de Roma, zona que con el tiempo se convertiría en un área residencial y de jardines.
Aunque ha sufrido modificaciones y restauraciones a lo largo de los siglos, la Porta Pinciana conserva elementos originales tanto de la época romana como de la Edad Media, reflejando la evolución arquitectónica y funcional de las fortificaciones romanas.
Porta Pia
Miguel Ángel diseñó la Porta Pia en el siglo XVI d.C., construyéndola sobre los restos de una antigua puerta romana del sistema defensivo de la ciudad. Su elegante fachada renacentista combina función militar con un destacado valor artístico.
Este monumento fue escenario de un momento clave en la historia de Italia: la famosa “Brecha de Porta Pia” en 1870, cuando el ejército italiano irrumpió por esta puerta para tomar Roma, poniendo fin al poder temporal de los papas y marcando la unificación italiana.
Museo Nacional Romano, Termas de Diocleciano
Este vasto complejo monumental acoge una de las principales sedes del Museo Nazionale Romano. Las Termas de Diocleciano, construidas entre 298 y 306 d.C., son las termas más grandes que se hayan edificado en Roma, diseñadas para atender a miles de ciudadanos simultáneamente.
El museo ofrece un completo recorrido por la arquitectura monumental, la escultura y la epigrafía, todo en el marco auténtico de las salas termales originales como el caldarium, tepidarium y frigidarium. Esta visita permite al visitante apreciar la importancia social, cultural y técnica que tuvieron estas instalaciones en la vida romana.
Día 4
Porta Portese
La Porta Portese es una puerta monumental construida en el siglo XVII, situada al suroeste de Roma, que marca una antigua entrada a la zona del Trastevere. Aunque no conserva elementos visibles de la arquitectura romana original, está situada junto al antiguo trazado del puerto fluvial romano, un área clave para el comercio y el transporte por el río Tíber.
Tradicionalmente, esta puerta sirvió como un punto clave de acceso para mercancías y viajeros procedentes del puerto y del sur de la ciudad.
Monte Testaccio
El Monte Testaccio es un curioso y singular yacimiento arqueológico en Roma, formado por una enorme montaña artificial compuesta por millones de fragmentos de ánforas rotas, principalmente de aceite de oliva, acumulados durante varios siglos en la antigüedad romana.
Pirámide de Cayo Cestio
La Pirámide de Cayo Cestio es una tumba monumental construida entre los años 18 y 12 a.C. por el magistrado romano Cayo Cestio, siguiendo el estilo egipcio que estaba de moda tras la conquista de Egipto por Roma.
Su estructura, hecha de ladrillo recubierto de travertino, se conserva en un excelente estado y forma parte de las Murallas Aurelianas, integrándose como una de sus torres defensivas.
Termas de Caracalla
El emperador Caracalla mandó construir las Termas que llevan su nombre, uno de los mayores y más impresionantes complejos termales de Roma, inaugurado entre los años 212 y 216 d.C.. El recinto abarcaba enormes piscinas, salas de baño con agua caliente, templada y fría, gimnasios, jardines y bibliotecas, reflejando el lujo, la monumentalidad y la importancia social del ocio en la vida romana imperial.
Hoy en día, sus ruinas conservan impresionantes muros de ladrillo, fragmentos de mosaicos y restos de sistemas de calefacción.
Tumba de los Escipiones
Una de las más ilustres dinastías republicanas mandó excavar su panteón familiar en la toba, junto a la Vía Apia. Conserva inscripciones originales y parte de su estructura funeraria, testimonio del culto a los antepasados en la Roma antigua.
Murallas aurelianas
El emperador Aureliano ordenó la construcción de las Murallas Aurelianas entre los años 271 y 275 d.C. como un sistema defensivo destinado a proteger Roma frente a las crecientes incursiones bárbaras y amenazas externas durante el siglo III.
Con un perímetro de más de 19 kilómetros, estas murallas incluían torres de vigilancia, puertas monumentales y fosos, marcando los límites de la ciudad antigua. Muchas de sus secciones y puertas originales permanecen en pie, integradas en el paisaje urbano moderno.
Via Apia
Los romanos construyeron la Vía Apia en el año 312 a.C. para conectar Roma con el sur de Italia, facilitando el comercio, la movilidad militar y la integración del territorio.
Esta antigua calzada conserva numerosos tramos originales de piedra, que aún pueden recorrerse hoy, acompañados por monumentos funerarios como mausoleos, catacumbas y restos de villas romanas a lo largo de su recorrido.
CÓMO MOVERSE
Moverse por Roma resulta sencillo. La ruta propuesta está pensada para realizarse principalmente a pie. Así, se puede disfrutar del encanto de sus calles, plazas y rincones escondidos, además de tener un contacto directo con la historia y el ambiente local.
Sin embargo, quienes prefieran ahorrar tiempo o evitar largas caminatas cuentan con un eficiente sistema de transporte público. Este incluye metros, autobuses y tranvías, que facilitan el acceso a zonas alejadas o desplazamientos rápidos entre monumentos.
Adquirir el Roma Pass resulta muy conveniente. Además de ofrecer entrada gratuita o reducida a varios museos y yacimientos, permite usar el transporte público de forma ilimitada durante varios días, según la modalidad elegida.
ALOJAMIENTO
Roma es uno de los destinos turísticos más populares del mundo. Por eso, la oferta de alojamiento es amplia y diversa, desde hostales económicos hasta hoteles de lujo y apartamentos privados.
Sin embargo, esta gran demanda también hace que los precios sean, en general, algo elevados. Esto ocurre especialmente en las zonas céntricas y durante la temporada alta. Es importante extremar la precaución al reservar alojamiento. Existen muchas falsas ofertas y estafas en plataformas poco fiables o anuncios fraudulentos.
En nuestra experiencia, hemos detectado varios intentos de engaño que podrían arruinar la experiencia de viaje. Por eso, recomendamos revisar cuidadosamente las opiniones, la reputación del anfitrión y la legalidad del establecimiento.
NUESTRA VISITA
Visitar Roma es una experiencia inolvidable que combina siglos de historia, arte y arquitectura con la vida vibrante de una ciudad moderna. Recorrer sus monumentos emblemáticos, desde el Coliseo hasta el Panteón, permite sumergirse en el corazón de la civilización romana y admirar la grandeza de su legado.
Aunque muchos yacimientos y edificios están bien conservados, en algunos lugares se echa en falta mayor señalización o espacios interpretativos que faciliten una comprensión más profunda de su historia y contexto. Sin embargo, la riqueza monumental y la atmósfera única compensan con creces estos pequeños detalles.
Para aprovechar al máximo la visita, es recomendable combinar los recorridos por las ruinas y museos con paseos por las plazas y cenas en el Trastévere.
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