Cancho Roano, España – Las cenizas de los tartesos 2


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Cancho Roano, construido y destruido hasta tres veces, es quemado en un ritual religiosos de renovación. El santuario de los tartesos, que como el Ave Fénix, renace de sus cenizas para ser de nuevo lugar de culto y receptor de ofrendas.

UBICACIÓN

Cancho Roano se encuentra en una pequeña vaguada del arroyo Cagancha en el valle de la Serena a 12 kilómetros al norte de la localidad de Zalamea de la Serena, en la provincia extremeña de Badajoz.

HISTORIA

En el siglo VI a.C. los tartesos, en expansión hacia el norte desde sus tierras habituales, llegan a la zona y construyen un pequeño santuario de adobe y piedra orientado al este.

Coincidiendo con la desaparición de la cultura tartésica a comienzos del siglo V a.C., los habitantes incendiaron intencionadamente el santuario tras un siglo de uso, quizá como parte de algún rito, para levantar sobre sus cenizas un segundo santuario de mayor tamaño. La comunidad local, heredera de la tradición tartésica, siguió utilizándolo con fines religiosos y añadió hasta tres altares de adobe, dos de ellos con forma de piel de vaca.

Más adelante, a mediados del siglo V a.C. y después de apenas cincuenta años de uso, volvieron a incendiar el santuario de manera deliberada para construir de inmediato un tercer edificio sobre las cenizas de los dos anteriores. Este tercer santuario, el mayor de todos, quedó rodeado por muros con habitaciones adosadas, y todo el conjunto se delimitó con un pequeño foso que mantenía agua incluso en las estaciones más secas. Gentes de distintas culturas acudieron hasta allí y depositaron objetos de sus religiones como ofrenda.

Con el inicio del siglo III a.C., tras setenta y cinco años de uso, cubrieron el tercer santuario con ramas y lo prendieron fuego junto con todas sus pertenencias. Acto seguido lo enterraron con gran cuidado, hasta dejar sobre la llanura únicamente un pequeño montículo de tierra.

A finales de los años 70 del siglo XX d.C. el agricultor Jeromo Bueno decide acabar con ese molesto montículo que le impiden aprovechar todas sus tierras de labranza. Al iniciar los trabajo con el tractor comienzan a surgir de la tierra unas estructuras de adobe, mucha cenizas y diversos objetos antiguos. Este hecho llega a oídos del profesor José Antonio Hidalgo que da parte a las autoridades, lo que permite en que en el año 1.978 d.C. se de comienzo a las excavaciones, tareas ya finalizadas a día de hoy. El yacimiento de Cancho Roano ha sido declarado en 1.986 Monumento Nacional.

QUÉ VER EN CANCHO ROANO

El yacimiento de Cancho Roano tiene diferentes horarios de visita dependiendo de la estación del año: en el horario de verano se puede visitar de lunes a sábado de 10 a 14h y de 17 a 20h, mientras que los domingos solo de 10 a 14h. En el horario de invierno se puede visitar de lunes a sábado de 10 a 14h y de 16 a 18h, mientras que los domingos solo de 10 a 14h. Ante cualquier tipo de duda es recomendable llamar al yacimiento al número 629 23 52 79. La visita es totalmente gratuita, y aunque no existe visita guiada el personal del centro de interpretación estará encantado en responder a las cuestiones que se les formule. Se puede obtener mas información en su Web.

El acceso con silla de ruedas o carro de bebé es imposible en el propio yacimiento, pudiendo visitar el centro de interpretación y las inmediaciones de los restos. La visita no dura mas de 2 horas.

Los puntos más interesantes para la visita son:

  • Centro de interpretación: esta amplia edificación esta situado en la entrada del yacimiento y muestra información de todo el proceso de excavación. De sus paredes cuelgan fotografías e ilustraciones sobre las excavaciones y se muestran los objetos encontrados en el lugar. Una enorme maqueta nos ayuda a entender el complejo y conocer el uso de las estancias de santuario en base a los estudios realizados.
  • Santuario: el yacimiento es sí se concentra en una sola edificación construida sobre las cenizas de las dos anteriores. El incendio del lugar permitió conservar numerosos elementos, ya que el fuego endureció los muros de adobe rojizo y fijó su estructura original. Las labores agrícolas que provocaron el descubrimiento dañaron sobre todo la mitad sur del yacimiento, mientras que la mitad norte muestra un estado mucho mejor. La musealización actual ofrece paneles informativos e ilustraciones que explican cada parte del conjunto y ayudan a comprender su funcionamiento. También se han instalado pasarelas y escaleras que facilitan un recorrido cómodo y seguro. El edificio presenta una planta cuadrangular de veinticuatro metros y reúne once habitaciones alrededor de un patio con forma de U. Para llegar a él se debe cruzar parte del foso donde aún a día de hoy discurre el agua.

    Destaca a la entrada del edificio un escalón elaborado a partir de una estela de granito decorada, claramente reutilizada. Los motivos tallados no coinciden con la cronología de la construcción original. Este detalle subraya la práctica habitual de aprovechar elementos más antiguos en nuevas obras. La entrada esta flanqueada por lo que queda de dos torreones abriéndose a un patio de 100 m2 donde un pozo de 5 metros de profundidad ocupa un lugar destacado. Unas escaleras dan acceso al complejo.

    Al acceder al complejo podemos aún observar los restos de la primera edificación.

    Las habitaciones anexas al muro tienen accesos por un pequeño pasillo que las separa del edificio principal. Se cuenta hasta 24 estancias que eran usadas como almacén de las ofrendas recibidas.

    Al fondo del complejo se encuentra una extraña estancia de 7,5 metros 5,5 metros identificada como el espacio sagrado. No dispone de puerta de entrada, de modo que parece ser que se accedía a ella desde una apertura en el techo. En el suelo se conserva un altar formado por piedras incrustadas en una base de arcilla. Presenta una forma muy singular: un círculo de 1,1 metros de diámetro del que emerge un triángulo isósceles. La parte interior esta abombada para recoger líquido, posiblemente sangre de las ofrendas.

    Una estancia de 11m2 enlosada con pizarra parece ser la única estancia habitable del complejo.

Para facilitar la visita hemos creado este mapa para dispositivos móviles con los puntos descritos en el artículo.


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CÓMO LLEGAR

Si partimos desde Mérida, la población cercana de mayor importancia, necesitaremos poco mas de 1 hora en vehículo privado.

Debido a su situación fuera de un centro urbano el transporte público no es una opción a tener en cuenta.

ALOJAMIENTO EN CANCHO ROANO

El número de alojamientos en Zalamea de la Sereno es escaso pero no nulo. Otra opción interesante por su cercania e interés cultural es Mérida, la cual disponen de una variedad de alojamientos a disposición de los visitantes.

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NUESTRA VISITA

Este yacimiento es fundamental si uno quiere conocer mas de la cultura tartésica. Nos ha sorprendido la cantidad de objetos de diferentes culturas encontrados en el lugar, así como el amplio centro de interpretación.

Combinándolo con Mérida permite pasar un buen fin de semana arqueológico.

No dejéis de visitar el pueblo de Zalamea de la Serena, origen de la famosa obra de Calderón de la Barca, y emular al mismísimo Pedro Crespo recitando el famoso verso:

«Al rey la hacienda y la vida se ha de dar,
pero el honor es patrimonio del alma,
y el alma sólo es de Dios…»

También es de interés el dístilo sepulcral de Zalamea de la Serena situado en la plaza de la constitución. El dístilo se compone de un pódium de 1,4 metros y 2 columnas de 6,40 metros, una de ellas en muy buen estado. El monumento fue erigido en el año 103 en honor al emperador Trajano.

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