Torre d’en Galmés, el gran poblado talayótico de la isla de Menorca construido a martillo y cincel hace tres mil años. Sus enormes bloques de caliza dan forma a amplias viviendas, altos talayots y enigmática taula, donde el misterio y la magia moran en sus piedras.
UBICACIÓN
Torre d’en Galmés esta situado sobre un pequeño cerro que cae hacia el mar junto a la carretera de Alayor-Son Bou al de sur de la isla mediterránea de Menorca, en el archipiélago español de las Islas Baleares.
HISTORIA
Dos mil años a.C las primeras poblaciones provenientes de la península ibérica llegan y se asientan en diferentes zonas de la isla. Durante la Edad del Bronce poblaciones provenientes de Europa se asientan en las islas del Mediterráneo construyendo poblados que compartes ciertos rasgos culturales.
En la isla de Menorca los nuevos pobladores desarrollan la civilización talayótica construyendo un poblado entorno a unas torres troncocónicas hechas de en piedra caliza. Junto a ellos se construyen santuarios monumentales en forma de herradura, con muros ciclópeos y una enorme columna monolítica de base rectangular y coronada con un capitel plano como motivo principal. Se desarrolla una cultura funeraria en torno a las navetas, construcciones monumentales de piedra que albergan enterramientos colectivos.
Con los primeros contactos con griegos y fenicios a partir del siglo VII a.C, el poblado es amurallado, construyéndose bastiones y torres de defensa. En el siglo III a.C de los cartagineses llegan a la isla dentro del marco de las guerras púnicas. Magón Barca, hermano de Anibal Barca, funda los puertos de Magón (Mahón) y Jamma (Ciudadela). Los poblados de la isla son sometidos y los habitantes reclutados para la lucha contra Roma. En el año 252 a.C. un intento de rebelión es sofocado por los cartagineses duramente.
Con el fin de las púnicas y la victoria romana, la floreciente república encomienda al militar Quinto Cecilio Metelo el control del archipiélago balear, el cual logra en el año 123 a.C. Torre d’en Galmés, al igual que otras poblaciones del interior, van perdiendo importancia frente a plazas costeras.
Con la caída del imperio romano, la isla cae en el año 427 d.C. en manos de los vándalos y después en la de los bizantinos, para sufrir varios ataques de los musulmanes que finalmente la conquistan en el año 903 d.C. Con la llegada de Alfonso III de Aragón en el año 1.287 d.C., los pocos habitantes de Torre d’en Galmés abandonan un poblado que el tiempo al olvido.
Aunque los primero estudios sobre los restos se realizan en el siglo XIX d.C, las excavaciones oficiales sobre Torre d’en Galmés comienzan en el año 1.942 d.C y continuan hoy en día.
QUÉ VER EN TORRE D’EN GALMÉS
El yacimiento de Torre d’en Galmés tiene una extensión de 6,2 hectáreas, o lo que es lo mismo, alrededor de 66.240m². Siendo por tanto el de mayor tamaño de la isla de Menorca.
El precio de la entrada es de 3€ para adultos y 1,80€ para mayores 65, jóvenes de 8 a 15 años y grupos de mas de 10 personas. Los menores de 8 años tienen acceso gratuito. Los lunes la entrada es libre, así como todos los días desde noviembre a semana santa.
El horario de visita es un poco particular: los lunes: acceso libre, martes y domingos de 9 a 16 horas y miércoles, jueves, viernes y sábado de 9 a 20.15 horas. Para mas información es necesario bucear en la Web del Consell Insular de Menorca o casi mejor llamar al número de teléfono 971 157 800.
El acceso con silla de ruedas o carros no esta habilitado. Se necesita casi dos horas para ver el centro de interpretación y el yacimiento. Hay aparcamiento gratuito en la puerta.
Los puntos más interesantes para la visita son:
- Centro de interpretación: este pequeño centro de interpretación dispone de paneles informativos, algunas réplicas de piezas y un audiovisual sobre la cultura talayótica. Es un buen inicio para la visita al yacimiento, aunque no obligatorio.
- Viviendas: en el yacimiento hay contabilizadas hasta 30 viviendas, casi todas ellas son construidas en el periodo postalayotico, es decir, desde el 500 a.C. a la conquista romana. Gran parte de ellas han estado habitadas ininterrumpidamente hasta el abandono del poblado con la conquista aragonesa. Destacan las viviendas 4 y 5 donde se puede observar la típica vivienda postayalótica de muros ciclópeos, estructura en forma de herradura con patio central, una cocina, una habitación, un almacén, cuadras y un taller. Todo ello acompañado de un enorme con un patio exterior para vida domestica. La vivienda 5 es llamada Cartailhac en honor al arqueólogo francés Emile de Cartailhac que la dio a conocer en el siglo XIX d.C.
Esta imagen en 360 grados muestra la vivienda de Cartailhac desde el patio central:
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- Talayots: estructuras de piedra que dan nombre a esta cultura. Los talayots derivan de la palabra catalana atalaya, y se pueden encontrar hasta 300 en la isla. Torre d’en Galmés tiene tres talayots en la zona mas alta del cerro. Su uso no esta del todo claro, pero se piensa que tendrían funciones de vigilancia, control del territorio y posiblemente un uso mixto como lugar ceremonial.
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- Taula: este edificio en forma de herradura y anexo al mas alto de talayots es un santuario. Era el lugar de culto de los habitantes del poblado. En el centro, y como motivo principal, un enorme bloque de piedra en posición vertical que iba acompañado de otro bloque en lo alto en posición horizontal. Este icono religioso recibe el nombre de Taula, y proviene de la palabra mesa en catalán. Hoy en día el bloque horizontal yace en el suelo, donde se puede apreciar el tallado de encaje sobre el bloque vertical. En las excavaciones del santuario se ha encontrado una estatuilla del semidiós egipcio Imhotep y varias ánforas fenicias.
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- Entrada al santuario
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- Muros ciclópeos
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- Anexo al talayot
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- Tallado del bloque horizontal
Esta imagen en 360 grados muestra el santuario desde su interior:
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- Sala hipóstila: junto a la vivienda 4 se encuentra un espacio construida con grandes lajas de piedra y sustentada por pilares y columnas. Su uso posiblemente fue de almacén o de espacio auxiliar.
Esta imagen en 360 grados muestra la sala desde su interior:
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- Sistema recogida aguas: en la parte baja del poblado se encuentra una serie de agujeros, pequeños aljibes y hendiduras realizadas en la roca que se ha identificado como un sistema de recogida de aguas, que aprovechando la pendiente natural, recogían el preciado líquido en un entorno con pocas precipitaciones.
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- Hipogeos: al sureste del yacimiento podemos encontrar dos hipogeos en sendas cavidades naturales usados inicialmente como enterramientos, después almacén, para ser utilizado de nuevo como lugar de enterramiento.
Esta imagen en 360 grados muestra uno de los hipogeos:
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Para facilitar la visita hemos creado este mapa para dispositivos móviles con los puntos descritos en el artículo.
Visita nuestra sección Sobre los mapas para saber cómo utilizar este mapa desde tu dispositivo móvil.
CóMO LLEGAR
Para llegar en turismo a Torre d’en Galmés desde Ciudadela necesitaremos 40 minutos.
Desde la ciudad de Mahón necesitaremos algo menos de 20 minutos.
No existe opción en transporte publico. El alquiler de un vehículo es la manera más recomendable de visitar la isla.
ALOJAMIENTO EN TORRE D’EN GALMES
La isla de Menorca es un lugar de vacaciones, de modo que obtener alojamiento de cualquier tipo y presupuesto es sencillo. No importa si el lugar esta cerca de la playa, el relax y la tranquilidad están asegurados. Mahón o Ciudadela son buenos destinos.
NUESTRA VISITA
Hacia años que teníamos ganas de visitar la isla de Menorca y conocer de cerca la cultura talayótica. La visita no nos ha defraudado. La belleza de la isla, que goza de una enorme tranquilidad y unas magníficas playas, acompaña a un viaje lleno de cultura y arqueología.
Desde el primer momento que se visitan las ruinas de Torre d’en Galmés te invade la extraña sensación de ver algo que nunca habías visto antes. Torres hechas en roca, que no son edificios ni son pirámides, casas que aún conservan sus muros de grandes piedra, y sobre todo, los recintos de las taulas. Un misterio que deja volar la imaginación, ensoñando un tiempo en que los habitantes adoraban o bailaban alrededor, embriagados por la devoción a una enorme figura de inalcanzable significado.
Una visita totalmente obligatoria si se visita la isla, o si no, una excusa para ir a visitarla.
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